La distinción entre mitigación y adaptación es inadecuada cuando consideramos la justicia climática y el derecho a la ciudad, especialmente si surge de las necesidades de los territorios periféricos y de las personas en situación de vulnerabilidad. Una nueva agenda de mitigación debe apuntar tanto a la calidad de vida urbana como a la reducción sistemática de las emisiones. Además, los modelos de gobernanza territorial son esenciales. Este resumen de políticas se basa en el proyecto Alianzas para la Transformación Urbana, que innova en materia de participación ciudadana por medio de los Laboratorios Urbanos y no solo involucra a actores diversos que participan con protagonismo, sino que también integra cuestiones territoriales y climáticas.