El dinamismo económico se ha mantenido a expensas de los crecientes problemas socioambientales en León, a saber, el deterioro de la calidad del aire y el agua, la sobreexplotación de las fuentes de agua subterránea, erosión y contaminación del suelo, deforestación, pérdida de biodiversidad, expansión urbana, y la desigualdad. Estos problemas contribuyen al cambio climático y se ven agravados por él.
La sociedad civil de León ha denunciado cada vez más las injusticias sociales y medioambientales asociadas a proyectos tanto públicos como privados. Exigen una mayor participación en las decisiones urbanas en torno a temas como la calidad del aire y el transporte, el agua, los espacios públicos verdes, la reforestación urbana y género, los cuales podrían ser puntos de entrada para una acción climática transformadora.
La gobernanza climática en León comenzó a materializarse a principios de la década de 2010, emulando en gran medida el marco legal e institucional del estado. Ha progresado gradualmente con cada administración municipal. Sin embargo, la integración de la agenda climática se ve obstaculizada por varios factores, como la falta de coordinación efectiva entre los organismos gubernamentales y la financiación insuficiente. Además, los proyectos de mitigación del cambio climático implementados en León se han dirigido en su mayoría a abordar problemas urbanos sectoriales, contribuyendo a la reducción de emisiones solo de forma implícita y marginal. Cambiar esta tendencia requiere que todos los actores urbanos integren explícitamente los objetivos climáticos en sus agendas y los implementen de forma colaborativa.
Fortalecer los mecanismos participativos existentes en León es primordial para asegurar su contribución a una gobernanza climática efectiva a nivel municipal.