Sobre el terreno con Flávia Guerra y Nathalie Saenger: Co-creación del sentimiento de propiedad y empoderamiento en Buenos Aires

Dos mujeres se toman un selfie frente a una ciudad.
Flávia y Nathalie frente a un paisaje urbano de Buenos Aires. © Nathalie Saenger / UNU-EHS

Quién: Dra. Flávia Guerra, Académica Asociada & Nathalie Saenger, Investigadora Asociada – Marcos y Herramientas de Transformación
Cuándo: del 13 al 29 de marzo de 2023
Dónde: Buenos Aires, Argentina
Por qué: para Coaliciones Urbanas Transformadoras (TUC)

Flávia y Nathalie llevan a cabo investigaciones para TUC. Sus cinco laboratorios urbanos en México, Brasil y Argentina reúnen a las comunidades para abordar las necesidades locales y contribuir a que las ciudades alcancen cero emisiones de carbono para 2050. El Laboratorio Urbano de Buenos Aires se centra en un asentamiento informal llamado Villa 20, que actualmente está experimentando un proceso participativo de reurbanización. El Laboratorio Urbano trabaja para complementar este proceso en curso conOK nuevas ideas, conectando la descarbonización con los esfuerzos para hacer frente a las desigualdades urbanas y avanzar en la justicia climática. 

¿Cuáles eran los objetivos de su misión a Buenos Aires?
Para comprender mejor los efectos del proyecto TUC y retroalimentar el proceso con lo aprendido, hemos establecido un sistema de seguimiento y evaluación de impacto. Utilizamos varios indicadores, como la mentalidad, la gobernanza, las redes y las capacidades. Recogemos datos mediante una encuesta anual, investigaciones etnográficas y entrevistas para seguir los cambios en estos indicadores. Los investigadores del UNU-EHS realizan directamente entrevistas seleccionadas a los miembros del Laboratorio Urbano cada vez que visitamos el terreno, lo que ocurre al menos una vez al año. Esta fue la segunda vez que entrevistamos a miembros del Laboratorio Urbano de Villa 20. Debido a este formato personal, abordamos cada entrevista como una oportunidad para el aprendizaje conjunto y el intercambio de capacidades entre nosotros y los miembros del Laboratorio Urbano. Estar sobre el terreno ayuda enormemente a comprender el contexto de las personas con las que trabajamos y viceversa. Además, es muy valioso ver de primera mano cómo perciben las partes interesadas locales los progresos del Laboratorio Urbano. Afortunadamente, en Villa 20 la gente se siente empoderada y los logros obtenidos son considerados un éxito colectivo. 

¿Cómo percibe el progreso con los cambios de mentalidad entre los habitantes de Villa 20?
Buenos Aires es una ciudad increíble, pero también se ven muchas desigualdades. Cuando llegamos, acababan de soportar una ola de calor que duró varios días y provocó frecuentes cortes de luz, ya que los sistemas de aire acondicionado sobrecargaban la red eléctrica. Todo el mundo mencionaba el calor que hacía y cómo esperaban que lloviera pronto. Las olas de calor y las sequías son cada vez más frecuentes e intensas en Argentina, y afectan enormemente a la economía, que, a su vez, depende de la agricultura. En Villa 20, los efectos de estos fenómenos meteorológicos extremos se agravan debido a las vulnerabilidades existentes. Los habitantes de Villa 20 sufren mucho más el calor, en parte porque carece de árboles y por lo tanto de espacios a la sombra. 

Durante las entrevistas del año pasado, hubo cierta resistencia a hablar de cuestiones climáticas y medioambientales. Los 30.000 habitantes de Villa 20 se enfrentan cada día a la dura realidad de la pobreza. Los miembros del Laboratorio Urbano que representan a la comunidad consideraron, naturalmente, que cuestiones como la seguridad alimentaria, el suministro de agua y una vivienda adecuada debían ser prioridades sobre cualquier otro tema. Este año, los residentes empezaron a hablar (y darse cuenta) de los múltiples beneficios de la acción climática, en particular de las soluciones basadas en la naturaleza, para dar solución a sus necesidades cotidianas más acuciantes y mejorar las condiciones de vida. Por ejemplo, al añadir espacios verdes al barrio, los residentes declararon sentir temperaturas más bajas durante la ola de calor. Además, participar en las decisiones sobre cómo hacer que su comunidad sea más sostenible también capacita a las personas en liderazgo  en la acción por el clima. Se sienten dueños y dueñas del proyecto. 

Así pues, los cambios de mentalidad van de la mano de los cambios físicos. En comparación con el año pasado, hemos observado los primeros cambios físicos impulsados por TUC en Villa 20. El Laboratorio Urbano ha estado llevando a cabo intervenciones en la zona, apoyándose en la aplicación de soluciones basadas en la naturaleza. Como resultado de estas actividades, tanto la comunidad como los organismos gubernamentales locales están empezando a reconocer el valor de incluir narrativas climáticas en su camino hacia una ciudad más justa. 

¿Puede darnos un ejemplo de cómo TUC ayuda a crear estos cambios de mentalidad?
Desarrollamos un juego de cartas que empezó siendo una herramienta de concienciación para introducir el tema del cambio climático y su relación con cuestiones de justicia social. Lo creó una consultora del Laboratorio Urbano de Teresina (Brasil) y allí funcionó tan bien que ahora estamos desarrollando una versión aplicable a otros contextos locales. Para comprobar si el juego funciona y sensibiliza, lo probamos en Buenos Aires. La gente estaba increíblemente entusiasmada y ayudó a impulsar las conversaciones sobre sostenibilidad en Villa 20. Jugar con la comunidad también nos ayudó a comprender que teníamos que simplificar el juego de cartas desde el punto de vista de la comunicación, y que el aspecto de “ganar” difería mucho de las observaciones que hicimos cuando lo probamos aquí en UNU-EHS. La comunidad sugirió que, en lugar de "ganar" el juego, el objetivo debería ser el esfuerzo colectivo por mejorar las condiciones de vida locales reduciendo al mismo tiempo las emisiones, una mentalidad crucial para crear una ciudad más ecológica, inclusiva y sostenible.