Pasaje Teresa Rodriguez, jornada de plantación, Noviembre 2022. © Florencia Almansi / TUC
En Buenos Aires, el Laboratorio Urbano de TUC trabaja con los interesados en un programa de mejora del barrio en la zona de Villa 20. El Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) coordina las obras de mejora. Jojo Hardoy, del IIED América Latina, habló con Cristian Larra, del IVC, sobre cómo el Laboratorio Urbano del TUC ha cambiado su forma de pensar acerca de cómo la planificación y mejora de entornos urbanos pueden integrarse en la acción climática, específicamente en la descarbonización en las comunidades de bajos ingresos.
Háblenos un poco del papel del IVC.
El IVC lleva a cabo la política de vivienda de la ciudad de Buenos Aires. Coordino el Departamento de Proyectos e Infraestructuras Urbanas, que gestiona el diseño de las necesidades de espacio público en todos los barrios en los que interviene IVC. Trabajamos en el diseño de espacios públicos, plazas, pequeños parques, calles y todo lo relacionado con el urbanismo.
¿Hasta qué punto IVC consideraba actualizarse en relación al cambio climático antes del proyecto IKI TUC?
En el pasado, los planes urbanísticos ejecutados por IVC no abordaban específicamente cuestiones de sostenibilidad o cambio climático.
Nuestros proyectos tenían en cuenta el diseño de la construcción para cumplir las condiciones térmicas de las paredes de las casas, por ejemplo, y en obras de reurbanización recientes incorporábamos nuevas tecnologías a la arquitectura, como depósitos de calefacción solar. Más recientemente, motivados por nuestra asociación con IKI TUC, hemos empezado a trabajar con soluciones para espacios públicos que incorporan consideraciones más detalladas de las características de las ciudades verdes, como mayores superficies de suelo absorbente, pasillos frescos con sombra en las calles, etc. Aunque siempre aplicamos conceptos básicos de diseño, no tuvimos en cuenta el problema más amplio del cambio climático. Aunque revisáramos la normativa, las cuestiones relacionadas con el cambio climático no se tenían en cuenta en el anterior Código de Urbanismo municipal. El nuevo Código de Planificación Urbana incluye ahora varios programas en el Título 10, como el Programa de Evaluación Ambiental Estratégica para ciudades resilientes y las consideraciones ambientales en políticas, planes y programas.
En resumen, en el pasado casi no se tenía en cuenta el cambio climático; trabajábamos con supuestos de diseño estandarizados y la cuestión del cambio climático no era el centro de nuestros programas. Hoy creo que la asociación IKI TUC nos proporciona un espacio en el que podemos asesorarnos mutuamente, intercambiar ideas y enriquecer IVC con la creación de nuevos equipos capaces de abordar la cuestión del cambio climático en los barrios.
¿Por qué cree que antes no se tenía en cuenta el cambio climático?
El principal objetivo de IVC es la creación de viviendas sociales con especial atención a los barrios de renta baja. En estos barrios siempre hay necesidades urgentes, y la cuestión de la sostenibilidad o el cambio climático no es prioritaria. La necesidad básica de los residentes es acceder a una vivienda digna, ya sea una vivienda nueva o una renovación de la existente que mejore las infraestructuras básicas y la habitabilidad. Esta necesidad es siempre la prioridad en la toma de decisiones políticas y en la ejecución de los proyectos. Todo el aparato del IVC se centra en satisfacer esta necesidad.
¿Podría dar ejemplos de cómo está integrando soluciones de amplio alcance contra el cambio climático en su práctica urbanística?
Hay una realidad que debemos reconocer: en los barrios populares el espacio público es muy competitivo, las calles son estrechas, hay invasiones en las aceras (cerramientos, escaleras o estacionamientos), los frentes de las casas son estrechos, y los usos en la planta baja son variables y cambiantes; es una realidad diferente en comparación con las áreas urbanas formales. Como resultado de la reurbanización, con la apertura de calles y la creación de nuevas manzanas, surgen espacios públicos donde se pueden aplicar nuevas soluciones, como aceras más anchas, plazas de bolsillo, etc. Serían como un oasis dentro de una infraestructura muy compacta.
Así, a diferencia de los barrios más antiguos, en los barrios nuevos existe una posibilidad real de abordar el cambio climático en la fase de planificación.
Por ejemplo, tomemos el caso del desarrollo del Barrio Papa Francisco. Este es un nuevo vecindario donde podríamos haber integrado soluciones de descarbonización. Los planes de desarrollo podrían haber incluido espacios con suelos más absorbentes, zonas ajardinadas y macetas para las aceras más anchas. Como parte de la colaboración con TUC, intervinimos en una de estas zonas ampliando las zonas ajardinadas existentes y construyendo una pérgola con enredaderas. Esta solución podría haberse implementado fácilmente desde la etapa de planificación con un costo mínimo.
¿Qué más se puede hacer para aumentar la concienciación sobre el cambio climático y garantizar que el objetivo de la descarbonización se incorpore a la planificación urbana?
Creo que la incorporación del cambio climático a la planificación urbana ha avanzado en consonancia con la agenda global y la creciente concienciación sobre los problemas de las grandes ciudades. Afortunadamente, la disponibilidad de información ha ido en aumento. Sin embargo, necesitamos un mayor impulso por parte de la Administración para incorporar el cambio climático a sus agendas y a su gestión. En el IVC, este proceso no ha hecho más que empezar. También es importante que la formación profesional aborde los problemas del clima. El IVC y la ciudad tienen institutos de formación donde los cursos podrían incorporar información sobre el cambio climático y la descarbonización. Todos sabemos que es un tema latente y que ha ido ganando importancia con el tiempo. Sin embargo, ni siquiera las carreras de arquitectura o ingeniería incluyen aún formación específica sobre este tema.
¿Cuáles cree que son las necesidades de las empresas privadas y de las cooperativas de trabajadores para que apoyen la consecución de ciudades bajas en carbono?
Creo que las empresas constructoras, o contratistas, van un paso por detrás. Si incluimos supuestos de diseño sostenible en las especificaciones del proyecto, el contratista estará obligado a realizar las obras. No importa si están o no formados para ello: tendrán que asesorarse y subcontratar a especialistas. Los futuros proyectos urbanos deben incorporar este nuevo enfoque, o corremos el riesgo de seguir diseñando barrios como hace diez años. El IVC ha evolucionado en los últimos años con la mejora del diseño de la vivienda social; necesitamos la misma evolución para los espacios públicos. Es un proceso de aprendizaje constante que requiere formación y herramientas para aplicarlo en el momento oportuno. En cuanto a las cooperativas, creo que hace falta más apoyo profesional, quizá a través de una fundación u organización que pueda apoyarlas en el desarrollo de nuevas capacidades, conocimientos y herramientas. Recordemos que las cooperativas tienen un componente social muy fuerte, con una intensa participación de los residentes. Si surge una petición de cambio por parte de los equipos de cooperativas y residentes, IVC estará atento a estas demandas.
De cara al futuro, ¿cuáles cree que son los próximos pasos que ayudarán al equipo de IVC y a los vecinos de los asentamientos informales de Buenos Aires a llevar adelante estas cuestiones?
Los profesionales de TUC son extremadamente creativos y aportan soluciones trabajando de forma conjunta con los equipos técnicos y sociales de IVC.
Sería interesante conocer cómo se desarrollan los programas de TUC en otras ciudades, como en México o Brasil, y cómo se desarrollan e implementan los proyectos en esos lugares. Creo que el programa de Buenos Aires en el Barrio 20 está más avanzado que en las otras ciudades, pero sería interesante poder compartir experiencias y soluciones que se aplican en otros lugares, poder analizarlas y comparar ideas.
De cara al futuro, creo que el trabajo en equipo, el intercambio de conocimientos y la flexibilidad deberían ser componentes clave. El equipo de TUC siempre ha prestado atención a la dinámica de trabajo de IVC, con sus mesas redondas participativas y el hecho de que las transformaciones en los barrios llevan su tiempo. Es esencial que los proyectos que se presentan y acuerdan con los vecinos se lleven efectivamente a cabo; son ellos quienes experimentan las necesidades del barrio y -como todos- quieren vivir mejor.